Aunque la política quizás no resulte de interés para muchos de nuestros lectores, no creemos que tengamos que evitar hablar de estos temas. En unas recientes declaraciones de Ana Botella, la concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, ésta afirmó lo siguiente «El grafitero, por definición, busca transgredir, mientras que los ciudadanos están pendientes del trabajo, de llegar a fin de mes, del dinero para el colegio de los hijos, para el Metro, el autobús, el tren… todo eso son los impuestos que tiene que pagar el ciudadano y se dedican millones para las consecuencias de los grafiteros«.

Estas palabras, extraídas de un artículo de El plural, hacían referencia a la denegación por parte del Ayuntamiento a la cesión de 40 muros en la capital para la realización de graffitis, a petición del PSOE e IU. La mujer del ex-presidente Aznar también afirmó que «la libertad del grafitero acaba cuando empieza la libertad del ciudadano, del empresario al que pintan la pared de su negocio«. Nos gustaría conocer vuestra opinión al respecto, tanto si seáis escritores como no, así que dejad vuestros comentarios.